La transformación hacia una construcción más sostenible es un proceso que empezamos a vivir en España pero que en otros paÃses como Reino Unido, paÃses nórdicos o Estados Unidos se inició en los años 90. A pesar de llegar con este retraso, la mayorÃa de expertos coinciden en que quizá sea el mejor momento, pues estamos iniciando en nuestro paÃs un nuevo ciclo inmobiliario que facilita adoptar una nueva forma de construir más racional.
En el ámbito laboral esta cuestión tiene una gran relevancia, porque revierte en el beneficio de todas las partes implicadas: por un lado el promotor, propietario o inversor; por otro los trabajadores, pero en general beneficia a toda la sociedad, al poner en el mercado un edificio respetuoso con las personas y con el medio ambiente. Una oficina sostenible no solo mejora la calidad de vida sino que reduce el consumo energético hasta en un 60% y el consumo de agua hasta un 35%. Además, el valor del edificio al ser certificado como sostenible puedo llegar a aumentar hasta el 10%.
¿Es rentable ser sostenible?
Según Óscar MartÃnez Lamigueiro, Director de Breeam en España, muchos estudios han demostrado que construir un edificio sostenible supone un coste asumible y, más importante todavÃa, que el retorno de la inversión está asegurado en un plazo razonable: «Muchas veces se habla de sobrecoste atendiendo solo a los materiales, sin tener en cuenta los significativos ahorros en consumos de energÃa y de agua durante la vida del edificio. La experiencia de nuestro certificado (con más de 541.000 edificios en 77 paÃses desde 1990) es que existe un ahorro energético entre un 30-70%, y la reducción del gasto de agua en un 40% respecto a edificaciones estándar. Ahorros que en muchas ocasiones permiten amortizar el sobrecoste inicial en un perÃodo de 2 a 5 años».
Para Alfonso de las Peñas, director de Operaciones de Tétris, la división de arquitectura de JLL, la rehabilitación con valores sostenibles es el verdadero campo de batalla en España, «con un parque de oficinas en edificios en altura escaso, y en muchos casos tiene 20 y hasta 30 años».
La directiva europea 2010/31, que establece que en 2020 todos los edificios de nueva construcción tendrán que ser de consumo de energÃa cero (2018 para los públicos) se centra en el consumo, pero la sostenibilidad va más allá y abarca más cosas que los consumos energéticos. El experto de Tétris llama sobre todo la atención en la reducción de los costes laborales que tiene un edificio bien planteado que mejore las condiciones medioambientales para los usuarios: «Los empleados disfrutan de una mejor iluminación, un aire de mayor calidad y en general unas instalaciones que mejoren la calidad de vida para los usuarios, lo cual, a su vez, se traduce en retención de talento, tan necesario en el mercado laboral de hoy en dÃa».
El desconocimiento social de las ventajas de la sostenibilidad es el principal obstáculo para el despegue de este tipo de construcción en España. Es preciso trasladar los beneficios que atesora, tanto económicos (menor consumo de agua y energÃa, menores costes de mantenimiento y funcionamiento, incremento de la vida útil del edificio, incremento de su valor y de las rentas), como sociales (mejora del ambiente interno y consecuentemente de las condiciones de vida y trabajo) y ambientales (reducción del impacto ambiental de la edificación y de las emisiones de CO2). En esto, todos los expertos coinciden, el papel de la Administración deberÃa ser más activo, especialmente en materia de incentivos.
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