Esta columna forma parte de una serie que explora -como resultado de la crisis del coronavirus- la evolución de un modelo tradicional basado en el lugar de trabajo a otro más enfocado en la experiencia de la actividad laboral, y en el afianzamiento de la colaboración y la comunidad.
Acabamos de transitar el mayor experimento cultural en el lugar de trabajo que hayamos conocido. Uno en el que de la noche a la mañana, la mayorÃa de las organizaciones se vieron obligadas a implementar una estrategia de trabajo remoto. Sin preparación alguna, simplemente se envió a las personas a su casa con computadoras portátiles y la suposición generalizada de que la situación serÃa temporal. La reciente pandemia del coronavirus ha provocado muchos cambios, tanto a nivel social como personal, incluyendo la forma en que trabajamos, lo cual -al menos temporalmente- ha reformulado los roles y los lÃmites entre los diferentes aspectos de nuestras vidas. Un cambio significativo ha sido que nuestros hogares han tenido que adoptar varias funciones nuevas, como por ejemplo funcionar como auténticas oficinas domésticas. Y a pesar de los desafÃos asociados con la “nueva normalidadâ€, las personas y las organizaciones también han experimentado beneficios de los que será difÃcil dar marcha atrás. Hemos visto cómo la pandemia impulsó el cambio hacia el trabajo a distancia y la utilización de la tecnologÃa digital.
Y aunque ya era una tendencia muy marcada, el coronavirus permitió terminar de entender el trabajo como una actividad que puede realizarse en cualquier lado, y no como un lugar al cual uno se traslada. O sea el trabajo es lo que se hace, no el lugar a donde se va. La crisis ha permitido experimentar a escala masiva la posibilidad de llevar a cabo la actividad laboral desde cualquier lugar, abriendo los ojos a una forma de trabajo más flexible y a una nueva «realidad hÃbrida» donde lo fÃsico y lo digital empiezan a integrarse con más naturalidad. La movilidad traspasó los lÃmites de la oficina, por lo que las personas quieren ahora poder elegir donde realizar su actividad laboral.
Para muchos, trabajar en la oficina resulta más productivo que hacerlo desde casa. De hecho, el lugar de trabajo fÃsico y la colaboración en persona siguen siendo aspectos clave que impulsan el deseo de regresar a la oficina, ya que la mayorÃa de las actividades laborales siguen dependiendo mucho de la colaboración presencial y del lugar de trabajo fÃsico. Esto hace que muchas personas quieran regresar al lugar de trabajo para poder colaborar, socializar, crear conexiones significativas, y también debido al impacto positivo a largo plazo en sus carreras y relaciones laborales. Sin embargo, para muchos otros, el trabajo remoto resulta más conveniente y seguro, razón por la cual desean mantener los beneficios de trabajar en forma remota, en particular una mayor flexibilidad y concentración, aunque con el riesgo del aislamiento y la desconexión. Algo que sin dudas evolucionará con el tiempo es la mentalidad de que la oficina es principalmente un lugar para el trabajo enfocado. Y a medida que las personas continúen comprobando que la productividad se puede mantener o incluso mejorar mientras se trabaja desde casa, la oficina finalmente tendrá un propósito redefinido:
Fomentar la colaboración y las interacciones sociales entre los empleados.
Cuando los antiguos modelos de trabajo se trasladan a una lógica de trabajo a distancia, esto obliga a tener que decidir qué actividades deben realizarse en la oficina y cuales en casa. Esta dualidad “oficina vs home office†lleva a establecer que lo individual debe ocurrir en casa y lo colectivo en la oficina. En cambio, si en vez de pensar en esta dualidad se piensa en términos de “presencial/remotoâ€, las opciones se multiplican ya que lo remoto puede ser la casa, pero también la cafeterÃa favorita, un co-working, etc., y lo presencial puede ser la oficina, pero también un parque o una biblioteca. Por eso hace unos años se vienen imponiendo con fuerza los “terceros lugares†descentralizados, como cafés, espacios intermedios o espacios de coworking. Se trata de una alternativa que ofrece diversidad de opciones y ubicaciones para trabajar, y que para muchos tiene varios beneficios sobre trabajar desde casa o en oficinas tradicionales.
Tanto trabajar desde casa como desde la oficina o los “terceros lugares†ofrecen beneficios diferentes. Muchas personas demandan flexibilidad, y no quieren estar limitados a elegir una sola entre dichas alternativas, sino que prefieren tener opciones e incluso integrarlas libremente en un ecosistema de lugares que conserve las ventajas de cada opción, y que a la vez proteja la salud y la seguridad. Este modelo de trabajo “hÃbrido» o “blended†combina oficina, hogar y otros escenarios, y conforma una red de lugares, que presenta beneficios como los siguientes:
- las personas tienen la opción de trabajar desde distintos lugares durante la semana laboral, pudiendo elegir el entorno que mejor se adapte a sus necesidades hasta crear la combinación óptima.Â
- al pasar una parte de la semana laboral trabajando presencialmente con colegas, pueden sentirse más conectadas y comprometidas.Â
- al trabajar fuera de la oficina durante el resto de la semana laboral, las personas pueden “renovar el aire†y revalorar la experiencia en la oficina.
- puede estimular tres aspectos que el trabajo remoto como única opción no logra, tales como la resolución de problemas, en la cual las personas tienen la capacidad de trabajar juntos para crear algo más significativo de lo que podrÃan haber logrado solos, la innovación, fomentando el intercambio de ideas y conceptos que impulsen la transformación, o la construcción de la comunidad, comprometiéndose con el sentido de equipo que hace que las personas con ideas afines sientan que están allà para hacer grandes cosas juntas.
- es más probable que las personas perciban mayor satisfacción general con su trabajo y mayor bienestar, y que sientan que logran un mayor equilibrio entre vida personal y laboral: trabajar por ejemplo dos dÃas en la oficina le da a las personas un estÃmulo social, y trabajar el resto de la semana desde casa les ayuda mentalmente.
Desde los primeros cubÃculos de las oficinas de los años ´20, el espacio de trabajo fue evolucionando de un entorno fijo a otro mucho más flexible, pasando por el “open planâ€, el “activity based planning†y más recientemente el trabajo remoto, en una curva bastante plana propia de un ritmo pausado. Pero la pandemia aceleró notablemente el ritmo de esta evolución y la reorientó hacia los entornos fluidos, con conceptos mucho más disruptivos tales como el trabajo distribuido o los ecosistemas “blendedâ€.Â
En la era pos-COVID las necesidades y la forma de trabajar han cambiado. Y si bien la oficina doméstica continuará brindando la oportunidad de concentración, el nuevo modelo de entorno corporativo deberá satisfacer los deseos sociales y reforzar la identidad de marca, la cultura, la innovación y la resolución de problemas. En la realidad hÃbrida, el rol de la oficina seguramente se deba reimaginar como un espacio flexible y adaptable, integrado por paisajes de trabajo diferenciados, centrado en las personas, parte de un ecosistema distribuÃdo de lugares, impulsor de la comunidad y el sentido de pertenencia, y reflejo de la cultura y valores de la organización.Â
El nuevo modelo de trabajo “hÃbrido» o “blended†permite evolucionar de un modelo tradicional basado en el lugar de trabajo, a otro más enfocado en la experiencia de la actividad laboral y en el afianzamiento de la colaboración y la comunidad.
Un nuevo modelo en el cual las personas se convierten en protagonistas y organizan su semana laboral según dónde le resulte mejor realizar su trabajo, equilibrando las exigencias de su trabajo y de su vida personal. Una autonomÃa que muchos vienen pidiendo y soñando hace años.